Ante los recientes desastres naturales, los gobiernos locales, regionales y central recién aparecen para auxiliar a los damnificados, a la vez que comienzan a construir puentes y llaman a la población a dejar de edificar sus viviendas en zonas de peligro, en cauces de ríos y huaicos, o en las riberas.
Actúan tarde, cuando debieron haber ejercido su autoridad a tiempo para impedir que la gente construya y viva en áreas de riesgo, y a la vez limpiar cauces de ríos, construir defensas y levantar puentes fuertes. Prevenir cuesta, sí, pero nunca tanto como las vidas perdidas o la reparación de daños.
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