Literalmente, las siete plagas han caído sobre nuestro país. Tenemos huaicos, desbordes, inundaciones, deslizamientos, derrumbes y lluvias diluvianas en costa, sierra y selva.
La situación se torna más trágica -ya tenemos algunas personas muertas- porque las autoridades no saben lo que es prevención y solo reaccionan cuando la población tiene el lodo y el barro hasta el cuello.
Las alarmas se han prendido en Lima, la capital, porque como consecuencia de los problemas en Chosica, Huarochirí y Santa Eulalia, Sedapal se ve obligado a racionar el agua. Es decir, con 30 grados encima, no tenemos cómo refrescarnos.
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