Nuestro querido país no puede llegar al Bicentenario con este nivel de crispación política. De ninguna manera. No lo merece.
En ese sentido, sea el próximo año -con el adelanto de las elecciones generales planteado por Vizcarra- o en el mismo 2021, se impone una renovación drástica de esta lamentable clase política que hoy nos gobierna.
¿Han visto lo que ha pasado en el Congreso, con Yesenia Ponce saltando de la bancada Cambio 21 a Peruanos Por el Kambio para salvar a esta última de la pulverización ante la deserción de Mercedes Aráoz, Bruce y Choquehuanca?
La fidelidad partidaria, en este Parlamento, es una quimera. Y las pruebas están al canto. ¿Cuántos pupilos tenía Keiko Fujimori al comienzo, cuando Spadaro decía que el Congreso era de ellos?
Ese proceso electoral tiene que venir adosado a un periodo de reconciliación nacional, en el que prime el interés por el bienestar del Perú y se acaben los blindajes, abusos de poder y la maldita corrupción.
Estamos avanzando en varios estamentos, en el deporte, por ejemplo, pero la política anda por las patas de los caballos y la población, esta vez, sí o sí, tiene que elegir mejor; no entregarle su voto a cualquier náufrago.
Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico, que tengan buen fin de semana.