“Maranguita” ya resulta una piedra en el zapato, no solo para San Miguel, sino para toda la capital. Y es que, como se evidencia, el Centro de Diagnóstico y Rehabilitación Juvenil de Lima constantemente explota, ya sea por el amotinamiento de sus inquilinos o la fuga de alguno de ellos.
Hay que reconocer que el alcalde Bless siempre reclamó la reubicación del reformatorio, pero se ha topado con el laberinto burocrático. Antes el local estaba bajo la tutela de Poder Judicial y, desde el próximo año, pasa a ser jurisdicción del Ministerio de Justicia. El consenso dice que se lo lleven a otro lugar, lejos de la ciudad.
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