La ciencia ha demostrado que el cerebro y el intestino se comunican en lo que hoy se denomina el “eje intestino-cerebro”. Varios estudios muestran que cuando la microbiota (bacterias y otros microorganismos que conviven dentro de nuestro cuerpo) se altera, afecta este eje y podría desencadenar problemas de ansiedad, depresión e, incluso, neurológicos.

Una investigación realizada en más de 200 mujeres, publicado en la revista Psycologycal Medicine, mostró que emociones como la felicidad y esperanza pueden estar relacionadas con bacterias específicas que viven en el colon.

El estudio también incluyó mujeres de mediana edad a las que se le pidió que registren sus emociones positivas y negativas durante 30 días. Luego de 3 meses, se les pidió muestras de heces para su análisis mediante secuenciación metagenómica y compararon los resultados. Encontraron que las que experimentaron más emociones positivas tenían menores niveles de bacterias Firmicutes y Ruminococcaceae, en tanto, en quienes prevalecían emociones negativas presentaban mayores niveles.

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