La velocidad en que llegan los azúcares a la sangre marca la diferencia para definir lo que es mejor para cada persona. Hay circunstancias como la baja de peso, el ejercicio físico, el trabajo de fuerza, la rutina, etc., en que contar con un alimento saludable que abastezca rápido de energía es conveniente, mientras que en personas con diabetes, exceso de peso o hipotiroidismo no conviene una rápida llegada a la sangre.

La manera de medir esta velocidad se denomina índice glicémico (IG) del alimento. Este índice se clasifica en bajo cuando es menor o igual a 55, medio entre 56 y 69 y alto en 70 a más. Este dato es importante ya que muchas veces se cree que las frutas con más agua contienen menos azúcar y las frutas dulces o carnosas son más altas en azúcar o que sus azúcares incrementan los niveles de glucosa sanguínea.

Esto no se cumple siempre, por ejemplo, el plátano tiene un índice glicémico de 45 que es menor que el melón o la piña con 65 y 66 de IG respectivamente. No obstante, estos valores cambian según como se consume; si el plátano es cocido el IG se eleva de 45 a 70 que es alto. Siempre consulta a tu nutricionista.

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