La enfermedad generalmente comienza con pérdidas de memoria a corto plazo, seguidas de trastornos de las “funciones ejecutivas”, es decir, una incapacidad para realizar tareas rutinarias y, finalmente, dificultades para comprender el espacio circundante.

A medida que la enfermedad progresa, aparecen otros trastornos: pérdida del lenguaje, problemas de escritura, dificultades para moverse, así como trastornos del comportamiento, el estado de ánimo y el sueño.

Sin embargo, sería posible prevenir la aparición de la enfermedad de Alzheimer adoptando una alimentación adecuada desde una edad temprana.

Según la Fundación Alzheimer y la Sociedad Alzheimer de Canadá, la dieta mediterránea se considera ideal para intentar prevenir la aparición de la enfermedad de Alzheimer. Esta dieta se caracteriza por un aumento en el consumo de productos frescos y locales provenientes de la cuenca mediterránea, comenzando con el aceite de oliva, que la dieta mediterránea fomenta consumir más. Evitar la mantequilla. En la dieta mediterránea, también se recomienda priorizar los azúcares complejos presentes en los cereales integrales, y las menestras son esenciales, se recomienda consumirlas al menos una vez a la semana para fortalecer al máximo el organismo.

Sin sorpresa, la dieta mediterránea recomienda consumir al menos cinco frutas y verduras al día, ricas en fibras y antioxidantes, como las moras, los arándanos, la col roja, las vainitas, las espinacas etc. También muy ricos en antioxidantes, los frutos secos (almendras, nueces y pistachos, etc.) son una excelente fuente de vitaminas, fibras y omega-3. Para maximizar sus beneficios, es esencial consumirlos al natural, es decir, sin tostar y sin salar.