El alcalde de Comas, Ulises Villegas, ha sido atracado por desconocidos cerca a la Comisaría de Santa Luzmila mientras conducía su vehículo junto a su familia. Fue golpeado salvajemente y amenazado de muerte, lo que muestra que la delincuencia no respeta a nadie, ni siquiera a autoridades que circulan cerca de una sede policial. Las primeras indagaciones estiman que se trataría de una acción de amedrentamiento de parte de extorsionadores dedicados a la explotación sexual. Sin duda, el accionar de las mafias avanza imparable. Hace poco, el burgomaestre de San Juan de Lurigancho, Jesús Maldonado, denunció que desconocidos dejaron explosivos en la puerta de su casa como presunta represalia por el cierre de prostíbulos. Lamentablemente no hay voluntad política para hacer frente a este serio problema. El Ejecutivo anda preocupado por subsistir, los congresistas viendo cómo se aumentan los sueldos y los fiscales revisando en Código Penal para ver cuál artículo les sirve para liberar a criminales. Estamos mal.