El indignante e inoportuno apagado de luces en el estadio de Matute tras el campeonato obtenido por Universitario de Deportes en la noche del miércoles tiene que ser investigado, pues todo hace pensar que se trató de un hecho sin sustento técnico, que puso en peligro la integridad de las miles de personas que acudieron a un evento deportivo. El comunicado emitido en la tarde de ayer por Alianza Lima no hace más que generar dudas que tendrán que ser esclarecidas por la autoridad competente. La final de un campeonato debería ser una fiesta deportiva. La “U” tenía derecho a celebrar su título y dar su vuelta como todos los años ocurre con el que gana el torneo local. Sin embargo, alguien en el equipo anfitrión optó por apagar las luces, quizá para que el eterno rival no celebre en su cancha. Mal por donde se mire. Situaciones como estas no pueden repetirse y menos en eventos deportivos que deberían ser un espacio para toda la familia.