El terremoto que provocó miles de víctimas en Marruecos recuerda que la violencia de la naturaleza se desata de improviso y lleva a la pérdida de vidas e infraestructura. Ubicado en el Cinturón de Fuego del Pacífico, Perú está expuesto a movimientos sísmicos de gran magnitud. Nos hallamos sobre una zona en que placas de la corteza terrestre se hunden y acumulan enormes tensiones que tarde o temprano se liberan en forma de sismos. El prolongado “silencio sísmico” (largo tiempo sin un gran terremoto) frente a Lima, en la placa de Nasca, anticipa un sismo que expertos anticipan será violento. Ante ello, Estado y población deben prepararse, tanto en simulacros como al construir y reforzar viviendas para que resistan movimientos telúricos sin venirse abajo. También hay que financiar el sistema de Defensa Civil para obras de prevención y alistarse a la mitigación, así como perfeccionar la alerta con celulares que informan antes de un sismo.