En un país como el nuestro, donde el año pasado se registraron 165 feminicidios, cifra superior en 12.2 % a la del año 2022, no es poca cosa que exista un Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. A través del nombre de esta cartera se visibiliza la lamentable situación por la que atraviesan las mujeres en el Perú, sean niñas, adolescentes, jóvenes, adultas o adultas mayores. Por ello, la propuesta de la congresista Milagros Jauregui de cambiar el nombre de este ministerio por el de “Ministerio de la Familia, Infancia, Adulto Mayor y Personas con Discapacidad” no aporta mucho en la lucha contra la violencia de la que son víctimas miles de mujeres. Tal vez sea falta de comprensión lectora o de interpretación de textos, pero si ya existe un ministerio que atienda a las “Poblaciones vulnerables”, se deduce, se interpreta, que abarca a todas las personas que por su condición social, económica o física están en estado de vulnerabilidad. Basta de perder tiempo y energía en detalles que no suman. Los parlamentarios deben dedicarse a trabajar mejor y con mayor utilidad para sus electores.