A estas alturas, queda claro que la fatídica juerga del sábado último en Lince le va a pasar una elevada factura a la aún tercera vicepresidenta del Congreso, Rosselli Amuruz, pues varios de sus colegas ya han pedido que sea censurada por una razón que parece evidente: el cargo le ha quedado inmenso. Pero acá la única responsabilidad no es de esta legisladora, a la que parece que le gusta mucho la fiesta y el bailongo, sino también de la agrupación que la lanzó en su lista de candidatos al Parlamento en 2021, en este caso Avanza País, que en su momento tuvo al frente a un personaje como Hernando de Soto, un hombre con mucho prestigio internacional, pero que acá evidentemente metió la pata. La dama es libre de tener su vida privada y divertirse como mejor le parezca, pero en eso no puede involucrar al Estado y menos si cuenta con un cargo directivo en el Congreso, que de por sí ya carga con mucho desprestigio. Es la cruda realidad.