Es de esperarse que ahora que terminó la “novela” de Paolo Guerrero y su contrato con la Universidad César Vallejo (UCV), los peruanos y en especial los trujillanos y liberteños echen una mirada a la gestión de César Acuña y su partido, que en los últimos 15 años han estado en el gobierno regional, diversas municipalidades y el Congreso, sin que hayan movido un dedo para hacer frente a las extorsiones, los asesinatos y la ola de violencia que los golpea. Que el show de tener al “Depredador” en la capital de la eterna primavera no distraiga la mirada cuestionadora que se debe dar al trabajo de Acuña y su entorno, pues su gestión, en general, ha sido un desastre. Acuña debe creer que por llevar a Paolo a Trujillo, la gente lo va a aplaudir y se lo va a agradecer. Está bien que eso ocurra en el fútbol peruano y un equipo de provincia, pero hay otras prioridades que no están siendo atendidas y el ciudadano de a pie se lo tiene que hacer saber al popular “Plata como cancha”.