Ayer, en la Catedral, el Arzobispado de Lima celebró una misa por Venezuela. Decenas de venezolanos llegaron hasta el recinto religioso para elevar una oración por su pueblo, para que la dictadura de Maduro y la crisis en el país llanero lleguen a su fin. Lágrimas caían por las mejillas de varios venezolanos, quienes sufren a lo lejos lo que viven sus familiares en su país de origen. La impotencia de no poder hacer algo para acabar con el sufrimiento de sus hermanos los invadía ayer en la misa celebrada por el monseñor Carlos Castillo. Esta celebración religiosa es una pequeña muestra de lo que se puede hacer para alzar la voz por la población de Venezuela, que vive sus horas más difíciles, luchando por recuperar su democracia. Que los hermanos venezolanos sientan que no están solos en su lucha, que la comunidad internacional los respalda, que hay países vecinos como Perú, Argentina y Chile que están de su lado. Fuerza, Venezuela.