Alejandro Toledo debe estar agradeciendo a Dios y a todos los santos en los que cree, pues el Noveno Circuito de Apelaciones de Estados Unidos accedió al pedido de suspender la extradición que pesaba sobre él. Es así, que el juez Thomas S. Hixon envió un oficio en el que anulaba la orden de detención contra el exmandatario. El “Cholo sano y sagrado” no tendrá que volver a pisar la prisión, al menos no por 14 días, tiempo por el que se ha suspendido su extradición. Este periodo le cae como “agua bendita” al exmandatario, pues así está ganando tiempo para replantear sus argumentos y evitar la extradición al Perú. Sin duda Toledo se aferra con uñas y dientes a tierras gringas, donde goza de libertad para transitar; y en la medida de sus posibilidades seguirá haciéndola larga. Acá, en el Perú, su espacio en el penal de Barbadillo, junto a Alberto Fujimori y Pedro Castillo, ya está acondicionado para recibirlo, informó el ministro de justicia José Tello. Solo es cuestión de tiempo, más temprano que tarde, Toledo pisará la prisión presidencial. Se salvó… por ahora.