Los peruanos no podemos permitir que el Congreso, en un acto evidentemente populista, consiga aprobar una ley que haga que 14 mil docentes que fueron desaprobados en las evaluaciones para entrar a la Carrera Pública Magisterial o que no se presentaron a las mismas, sean nombrados en el Estado y cobren un sueldo salido de nuestros bolsillos a pesar de no haber demostrado las capacidades profesionales necesarias para estar en un aula. Es inadmisible que dé empleo a profesores de este nivel, cuando lo ideal sería que solo los mejores tengan una plaza y el salario que merecen. Si los legisladores de izquierda quieren hacerle un favor a estos profesores, que lo hagan con su plata y no a costa de la educación de los niños y jóvenes que van a la escuela pública. La meritocracia no puede ser dejada de lado en un asunto tan delicado como la formación de los futuros ciudadanos del Perú. Eso es mucho más importante que regalarle la plata a quienes quizá deberían dedicarse a otra cosa. Con la educación no se hace populismo ni se convierte al Estado en beneficencia.