La confesa autora de actos de corrupción y exalcaldesa de Lima, Susana Villarán, se ha quedado sin la ilegal piscina que junto a su familia se hizo construir en un área pública de la playa del distrito de Lurín. Recordemos que allí la señora disfrutaba del sol y la brisa mientras los fiscales y jueces hacen eterno el proceso que deberá llevarla a la cárcel por sus nexos con las empresas brasileñas por la que se dejó romper la mano. Sin embargo, más allá de eso, es de esperarse que los alcaldes actúen con igual energía contra todos esos malos vecinos que se apropian de la vía pública para extender sus viviendas. Los vemos a menudo. Hay gente que agarra jardines y veredas para hacer cocheras, terrazas o hasta para colocar mesas si cuenta con un negocio. ¿Y los alcaldes? Bien, gracias. Esto es inaceptable. Las calles y las áreas verdes como parques y jardines, son de todos y no de cualquier fresco que se cree el rey de la cuadra y limita el libre tránsito de las personas. Que el caso de Villarán sirva como ejemplo de cómo debe actuar una autoridad municipal.