Los sicarios realizaron más de 20 disparos a los pasajeros de un auto blanco, en el distrito de San Miguel, acabando con la vida de seis integrantes de una familia. Foto: Twitter
Los sicarios realizaron más de 20 disparos a los pasajeros de un auto blanco, en el distrito de San Miguel, acabando con la vida de seis integrantes de una familia. Foto: Twitter

Duele decirlo, pero Lima y varias capitales de provincia se han convertido en tierras de nadie; bueno, sí, de la delincuencia común en todas sus layas y el crimen organizado, como ha quedado demostrado con el feroz asesinato en San Miguel de “La Tota” y su familia a manos de sicarios que, a decir de la Policía, fueron enviados por las mafias que cobran cupos. En el Callao y en el mismo Trujillo, además de Piura, también abundan los ajustes de cuentas y, por lo general, en los últimos años, los criminales se movilizan en motos lineales o autos robados. Mucha gente se pregunta: ¿Y dónde están los policías? En este momento, cuidando el orden público en pleno estado de emergencia. Y, para ser justos, con Pedro Castillo, desapareció la inteligencia y la institución tutelar empezó a ser manoseada con los ascensos, mientras las comisarías se quedaban sin patrulleros y sin la logística necesaria para perseguir a rateros, cogoteros, secuestradores y toda la gama de facinerosos que tienen a salto de mata a la población.