Cuando circula bien el tráfico, qué bien se siente, en cambio, cuando se estanca -embotellamiento-, se bloqueó todo. Ocurre lo mismo en el interior del cuerpo humano, que siempre debe recibir estímulos para que circule bien todo. Los estímulos nutricionales, respiratorios, estiramientos y ejercicios ayudarán a evitar una trombosis. El trombo, que es una masa de sangre que viaja desde un lugar en el cuerpo a otro, se llama “émbolo o coágulo sanguíneo” y cuando este se encuentra en una zona congestionada o contraída viene la embolia pulmonar, la embolia contraída o la embolia renal.
Dice la Dra. Ligia Domínguez, médico endocrinóloga e internista de la Universidad de Palermo, que la dieta anti-trombótica es la dieta mediterránea, ya que contiene omega 3, fibra y colores. Los ríos que tenemos son las venas y debemos ayudar al retorno venoso, para eso hay que poner las piernas en alto unos 10 minutos. Eso hace que el corazón se fortalezca. Si tienes acceso al plano inclinado, mejor, contribuye la circulación venosa y también a la linfática donde están las defensas. El estirarse o rodar por el pasto también son buenas actividades para mejorar la circulación.
Por otro lado, hay una circulación energética: los meridianos son los canales de energía. Es lamentable que no se enseñe en la facultad de medicina. El potencial que tiene la acupuntura y el shiatsu, que tanto promocionó el maestro Ishikawa. El DO-IN mejora la circulación, masajear la oreja hace transitar la energía de todo el cuerpo.
El baño de hipertermia, al que yo llamo baño termal urbano, también contribuye a hacer una buena circulación. O la crenoterapia, que es la medicina termal. El calor es vida. Cuando mejor circula la sangre, mejoran las defensas y el cuerpo está más oxigenado.
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