La investigación científica ha demostrado que la lejía promueve el desarrollo de infecciones respiratorias y otorrinolaringológicas en los niños.

Los fabricantes de este producto han conseguido que creamos que una casa limpia es aquella en la que se ha usado lejía desde el suelo hasta el techo. Sin embargo… ¡la lejía ni siquiera lava! ¿Por qué? Porque no contiene tensioactivos, es decir, moléculas capaces de eliminar la suciedad.

En realidad, la lejía solo es un biocida que elimina todas las bacterias, incluidas las no patógenas que son necesarias para la salud. De este modo, cuanto más se use este producto, nuestro organismo se vuelve más vulnerable ante nuevos virus y bacterias.

Para que pueda reemplazar la lejía por un producto 100% natural, esta fórmula desinfecta de manera efectiva y, lo que es mejor, sin poner en riesgo en la salud.

Para hacer la lejía natural solo necesitará 3 ingredientes: vinagre blanco, cítricos y agua. Y 2 utensilios: un tarro de cristal y un pelador. El vinagre blanco desinfecta, limpia y desodoriza, mientras que los cítricos son antisépticos naturales muy eficaces.

Preparación:

Llene el frasco con agua hasta la mitad. Añada un cuarto de vinagre blanco. Luego, agregue la piel de unos 2 limones (o el cítrico de su preferencia). Cierre el tarro y deje macerar durante una semana. Una vez concluida la maceración, ya puede usar su lejía natural.

Así de sencillo y práctico. Incluso puede incorporar un chorrito de la mezcla a un vaporizador para desinfectar la estancia y, de paso, dejar un agradable olor a cítricos.

Gracias a las propiedades de sus ingredientes naturales, puede usar esta receta como desinfectante y desengrasante y también para eliminar la cal de las tuberías y dejar sus ventanas relucientes.

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