El aceite de ricino, conocido también como aceite de castor o palma de Cristo, ha sido utilizado durante siglos como un remedio natural y versátil para abordar diversos problemas de salud.
Estas compresas fueron promovidas por el profeta durmiente Edgar Cayce. En el libro “The Oil That Heals” (El Aceite que Cura) del médico norteamericano, William A. McGarey, presenta información de las lecturas de Cayce, junto con su propia experiencia clínica con la terapia de aceite de ricino.
La experta en medicina alternativa la Dr. Barbara O’ Neill, ha visto la curación de muchos de sus pacientes que usan estas compresas sobre masas, bultos, quistes, miomas y tumores en diversas partes del cuerpo como las mamas, el abdomen y el útero. Está indicado para personas que padecen de estreñimiento. Para deshacer cálculos biliares y renales. Incluso sirven para reducir los espolones óseos y todo tipo de dolores en las articulaciones.
La piel lo absorbe muy bien. Penetra mucho más profundo que cualquier otro aceite y sanará esa área. Se puede aplicar directamente sobre la piel, pero la forma más eficaz de usarlo es a través de las compresas. Si lo frota directamente sobre la piel, solo una capa fina penetrará y puede manchar su ropa; en cambio la compresa es como un tipo de vehículo que contiene mucho más aceite y podrá entrar más en su cuerpo.
Tome una toallita o un secador que ya no use. Vierta el aceite sobre la tela, deje que se absorba un poco y coloque sobre la zona afectada. Si gusta puede aplicar un poco de calor con una bolsa o botella de agua caliente. Deje actuar toda la noche o por lo menos 1 hora al día, todos los días. A partir de la segunda o tercera semana se notarán los cambios.
Recuerde que esto es medicina natural y cada cuerpo y situación es diferente. Sin duda alguna es un remedio que vale la pena probar.
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