Durante el primer año de vida del bebé podemos separar la alimentación en dos etapas: la primera, desde el nacimiento hasta los 6 meses, donde su alimentación es únicamente a base de leche materna (no necesita agua, aun en climas calurosos) y la segunda etapa, que se inicia a los 6 meses, en la que se incorporan alimentos sólidos ricos en nutrientes debido a que la leche deja de ser suficiente.

Entre los 6 y 12 meses la leche materna puede aportar más de la mitad de las necesidades nutricionales del bebé en la medida que la madre esté bien nutrida. Esto significa que, a lo largo del primer año, la leche materna permanece todo el tiempo y, de ser posible, se recomienda hasta los 2 años o más.

Por otro lado, los alimentos sólidos cubren el otro 50% de necesidades y este porcentaje se va incrementando en la medida que crece el neonato, de manera que ni la leche materna ni la comida deben desplazarse entre sí.

En el inicio de la alimentación complementaria, la leche materna debe darse primero, pero en tiempos distintos, así se van insertando las comidas principales y, hacia el año, la toma de leche se reduce a 2 o 3 en el total del día.

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