Los errores en política se pagan y ya le pasan la factura al gobierno. Al pueblo no se le puede vivir engañando y uno de los errores más graves que cometen los candidatos que luego llegan al poder es el de prometer y no hacer nada o hacer todo lo contrario. Así sucedió con Fujimori, Alan, Toledo y ahora con Ollanta. Por eso es que están totalmente totalmente desacreditados y la gente no les cree, salvo los ayayeros quienes dicen que si 'roban' hay que perdonarlos porque hacen buenas carreteras, buenos colegios o regalan ropa a los más pobres. Lo cierto es que político que miente o roba hay que castigarlo y meterlo preso, como lo están Vladimiro, Fujimori, Joy Way, Hermoza y todos sus generales 'victoriosos' que se llevaron millones de dólares en costales con el cuento de que estaban combatiendo el terrorismo.

Si el pueblo elige a sus representantes es para que lo sirvan bien, con lealtad, honestidad y transparencia. Un buen político no debería tocar ni un sol de las arcas del estado y solo cobrar lo que le corresponde o nada como lo hizo Víctor Raúl Haya de la Torre que no cobró por estar al frente de la Asamblea Constituyente que redactó la Constitución de 1979 y que sirvió de 'puente' para la transferencia del poder de los militares al presidente Fernando Belaunde Terry, elegido por el pueblo en 1980. Un líder honesto y que, igual que Víctor Raúl, dio ejemplo de sencillez, trabajo, honradez y humildad, se ganaron el respeto y la confianza del pueblo.

El pueblo ya no confía en los políticos de ahora por su pésima gestión y por la repartija de cargos. Los tres últimos ex presidentes están acusados de corrupción. Fujimori preso y Alan García y Alejandro Toledo investigados por 'narcoindultos' y enriquecimiento ilícito. Ollanta tiene la gran oportunidad de ganarse la confianza del pueblo levantando las banderas de la eficiencia y adecentar la política. No caer en la pelea ni en el juego sucio porque así, victimiza a quienes intenta atacar. Su misión es gobernar para todos los peruanos y no prestarse a la componenda y repartija de cargos.

El presidente tiene que recuperar la credibilidad y la confianza del pueblo, pero con hechos y no más promesas. Los peruanos ya quieren ver obras y resultados a tres años del gobierno 'nacionalista'. Lo unico bueno hasta ahora son los programas asistencialistas como pensión 65 ó Cuna Más, pero se necesita echar a andar los grandes proyectos mineros que reviertan en más inversión y fuentes de trabajo. El mensaje de la nación fue muy pobre y le faltó peso político. Dejó la sensación de que le falta liderazgo y autoridad para que su palabra sea creíble y llegue al corazón del pueblo. Solo se escucharon más promesas y algunos pequeños logros que no reflejan el gran crecimiento económico para vivir en democracia y con seguridad. Para lo cual necesita reforzar sus equipos de trabajo con voceros que sean bien entendidos y no 'patérolas' que quieren defender lo indefendible. Cuidado que los errores se pagan y se lo traen abajo.