Recuerdo que hace, al menos, una década, las mermeladas eran elaboradas con fructosa en lugar de azúcar, una de las primeras modificaciones para pacientes con diabetes. Hasta el día de hoy el concepto de los ajustes que requieren las preparaciones para hacer un producto adecuado para personas con esta condición siguen erradas.
En el caso de la mermelada, el efecto en la glucosa sanguínea no se limita al azúcar o fructosa añadida en la preparación, sino también al azúcar propia de la fruta que, al estar cocida y machacada, eleva más la glucosa en sangre. Esa es la primera característica de una preparación o postre en la diabetes.
La segunda es que dicho alimento tenga el menor impacto posible y, por ello, reemplazar el azúcar por edulcorante no es suficiente en la medida que este contenga de manera natural o añadida ingredientes que puedan elevar de manera rápida los niveles de glucosa en sangre.
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