Durante el invierno, protegerse adecuadamente del frío es crucial para mantener la salud y el bienestar general. Las orejas y la garganta son dos áreas particularmente vulnerables a las bajas temperaturas.

1. Prevención de infecciones respiratorias. El aire frío puede irritar las vías respiratorias y aumentar el riesgo de infecciones como resfriados, faringitis y amigdalitis. Cubrir la garganta ayuda a mantener el aire inhalado cálido y húmedo, reduciendo la irritación.

2. Conservación del calor corporal. Las orejas, al igual que otras partes del cuerpo como la cabeza y las extremidades, tienen una alta superficie de contacto con el aire frío y pueden perder calor rápidamente. Taparse las orejas ayuda a conservar el calor corporal, manteniendo una temperatura adecuada.

3. Protección de las vías respiratorias superiores. Cubrir la garganta y el cuello protege las vías respiratorias superiores del frío intenso, ayudando a prevenir enfermedades como la bronquitis y la sinusitis, que pueden ser agravadas por la exposición al aire frío.

4. Fortalecimiento del sistema inmune. Mantener el cuello y las orejas calientes contribuye a la homeostasis general del cuerpo, permitiendo que el sistema inmune funcione de manera más efectiva. La exposición constante al frío puede debilitar el sistema inmune haciéndolo más susceptible a infecciones y enfermedades. Al cubrirse adecuadamente, se ayuda a mantener fuertes las defensas.

Usar gorros, chalinas y capuchas es una manera efectiva de cubrir estas partes del cuerpo.

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