El sueño está compuesto por diferentes ciclos, al final de los cuales siempre ocurre un microdespertar, que puede o no ser notado. Este fenómeno es completamente normal y fisiológico. Si no se experimentan dificultades para volver a dormir y no afecta el día siguiente, no es motivo de preocupación.

Sin embargo, cuando los despertares nocturnos se vuelven recurrentes o dificultan el regreso al sueño, pueden convertirse en un problema. Estos despertares no deseados pueden ser ocasionados por diversos factores, como el estrés, la ansiedad, las pesadillas o algún problema de salud. A veces, las preocupaciones nos mantienen despiertos, lo que retrasa el sueño.

Existen varias medidas que pueden ayudar a mejorar la calidad del sueño, además de mantener una dieta equilibrada y realizar actividad física regularmente:

Horarios constantes. Acostarse y levantarse a la misma hora todos los días.

Luz natural. Exponerse a la luz solar, especialmente por la mañana.

Siestas cortas. Dormir breves períodos, evitando siestas largas.

Apagar pantallas. Evitar dispositivos electrónicos 2 horas antes de dormir.

Limitar estimulantes. No consumir cafeína después de las 17:00.

Condiciones habitación. Mantenerla oscura y fresca (máx. 19°C).

Actividades relajantes. Leer o escuchar música suave antes de dormir.

Cena ligera. Evitar comidas pesadas por la noche.

Magnesio. Tomar Magnesol 1 hora antes de dormir.

Respiración. Practicar respiraciones profundas si te despiertas por la noche.

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