Ni el helado viento de invierno que sopla con fuerza en el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, ni la espera de varias horas de los hinchas que llegaron con mucho tiempo de anticipación al Callao opacaron sus sonrisas de oreja a oreja por ver, tocar y agradecer al cuerpo técnico y a los jugadores de la  que retornaban de haber cumplido un sueño que todo el Perú entero añoraba: jugar un mundial.

Treinta y seis años fue un castigo absurdo que la fanaticada peruana, así como varias generaciones de futbolistas, tuvieron que soportar para ver, por fin, algunos en vivo y en directo, y otros desde su hogar, a un equipo con los colores de la Blanquirroja disputar un partido y cantar el Himno Nacional con la mano en el pecho y los ojos cerrados en el campeonato más grande entre países.

“QUÉDATE, GARECA"

Los hinchas de la bicolor, quienes llevaron banderas, pancartas con mensajes y la popular chicharra, hicieron la fiesta una vez que apareció el equipo nacional. Hombres, mujeres y niños no pararon de gritar, de alentar a cada uno y, por supuesto, de pedir que  siga como entrenador de la selección un tiempo más.

“Gareca no se va”, vociferó al unísono todo el grupo de hinchas que abarrotó de codo a codo el “Coco” Chávez. Los hinchas, además, les pidieron a los jugadores que se haga una sana costumbre clasificar a los mundiales, y Qatar es el primer reto.

Tenemos equipo y las ganas intactas tras despedirnos de Rusia 2018 con un triunfo sobre Australia.

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