Retroceden y retiran plan de apartheid en buses contra los pobladores árabes
Retroceden y retiran plan de apartheid en buses contra los pobladores árabes

Israel dio hoy marcha atrás en una polémica directiva promovida por el Ministerio de Defensa que vetaba a los palestinos subir a autobuses de línea empleados por israelíes en Cisjordania, tras fuertes críticas de diversos sectores.
La directiva, cuya difusión hoy por el diario "Haaretz" generó una inmediata oleada de rechazo, entró en vigor ayer por un periodo de prueba de tres meses.
Sin embargo, al ver las duras respuestas que originaba, el recién estrenado Gobierno de Benjamin Netanyahu ordenó la cancelación del programa (que muchos han calificado de "autobús del apartheid") aunque, como señaló el analista del diario "Haaretz" Anshel Pfeffer, "mucha parte del daño estaba ya hecho".
El plan piloto, promovido por Defensa, vetaba a los palestinos de Cisjordania con permiso para entrar en Israel que se subieran a los autobuses de línea empleados por israelíes y estaba motivada por las demandas de los colonos judíos, que denuncian casos de robos y acoso sexual en esas líneas por parte de los árabes.
Además, obligaba a los obreros palestinos que trabajan en Israel a regresar a sus hogares en territorio ocupado atravesando el mismo puesto de control militar de acceso.
La medida se ha conocido durante la visita a la región de la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, que se reúne hoy con autoridades israelíes y palestinos para tratar de convencerlas de que inicien un nuevo proceso de paz.
Tras difundirse, levantó esta mañana de inmediato una oleada de severas críticas.
La orden de segregación fue tachada por el Ministerio de Exteriores palestino de ser "inherente al racismo en la sociedad y el Gobierno israelí".
El dirigente laborista Isaac Herzog, jefe de la oposición, la calificó como "una humillación ilegal que mancilla al país y a sus ciudadanos" y que inflamaría las llamas del "odio hacia Israel en todo el mundo".
El ex ministro del Interior y miembro del conservador Likud Guideon Saar, retirado de la política, también criticó el programa que, a su entender, "causa un grave daño a los asentamientos en Judea y Samaria (Cisjordania) y a la imagen internacional de Israel".
Antes de anunciarse su cancelación, la ONG Yesh Din ("Hay Justicia", en hebreo) calificó la medida de "racista y vergonzosa", aseguró que "causa un grave deterioro moral a Israel" y anunció sus intenciones de recurrirla al Tribunal Supremo.
En un comunicado, otra ONG israelí, Betselem, consideraba la directiva "moralmente repugnante", criticaba que su suspensión se deba "exclusivamente" a prevenir la mala imagen y recordaba que, más allá de este caso, "la política de segregación y discriminación contra los palestinos existe desde hace mucho tiempo y es una continuación directa del régimen de ocupación y asentamientos".
Esta organización denuncia que Israel ha creado durante años "dos sistemas legales paralelos, uno para los colonos y otro para los palestinos", así como carreteras y barrios segregados, por lo que "no sorprende que ahora, los lores de la tierra exijan segregación racial en los autobuses".
Los trabajadores con permiso, recuerdan, han pasado todos los chequeos de seguridad, no suponen ningún riesgo para los colonos y pasan horas de madrugada en los puestos de control para trabajar largas horas por salarios bajos y, muchas veces, sin beneficios sociales.
Cientos de palestinos viajan cada día desde el territorio ocupado a suelo israelí para trabajar, principalmente en la construcción o limpieza, atravesando puestos de control militares donde han de presentar sus permisos de trabajo y movimiento.
Tienen libertad para regresar a sus casas de la manera que elijan y muchos lo hacen el mismo día y en los mismos autobuses que emplean colonos judíos desde el centro de Israel hasta asentamientos como el de Ariel, en el centro de Cisjordania.
Ya en 2013 el Ministerio de Transporte israelí puso en marcha una línea de autobuses solo para palestinos entre el norte de Cisjordania e Israel con el fin de impedir que viajen en los que usan los pasajeros israelíes.
Las autoridades dieron instrucciones a los conductores de línea regular (que no podían impedir subir a los palestinos) de que los hiciesen bajarse en el cruce militar de Eyal, cerca de Kalkilia, para subir allí a los nuevos autocares solo para ellos.
Transportes argumentó entonces que no se trataba de "líneas separadas", sino de una medida para mejorar los servicios ofrecidos a los trabajadores palestinos y reemplazar así a las "líneas irregulares, piratas, que cobran precios muy caros a los pasajeros".

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