Dos entrañables amigas decidieron partir de este mundo juntas y tomadas de la mano. Monique, de 74 años, sufría demencia, y Loes, de 88, de una enfermedad muscular. Eran dependientes entre sí para vivir de manera autónoma y, tras 50 años juntas, no podían concebir la vida sin la otra.
“Se fueron al mismo tiempo, tomándose de la mano”, dijo Bert Keizer, médico neerlandés de 77 años, quien practicó más de cien eutanasias, pero esta sí lo conmovió de manera especial, pues se trataba de una pareja de mujeres, a las que ayudó a morir.
“Se besan, se dicen ‘gracias’ y ‘te amo’. Nos miramos y les decimos: ‘Chicas, ¿están listas?’. ‘Sí, adelante’, responden”.
“Se inyecta el medicamento, un barbitúrico, y se duermen de inmediato”, agrega el médico.
Esto ocurrió en diciembre de 2019. Monique y Loes recurrieron a una “dúo-eutanasia”, que permite a parejas morir al mismo tiempo. “Una entraba en la demencia, la otra perdía sus piernas, decían, dos maravillosas mujeres, muy simpáticas”, prosigue Keizer, un geriatra jubilado que aún acompaña a pacientes que desean recurrir a la eutanasia.
En Países Bajos, la eutanasia se encuentra legalizado desde el 1 de abril de 2002. La ley prevé que el médico y un experto independiente determinen que en el paciente hay un sufrimiento insoportable y sin esperanza de mejoría.
En el caso de una “dúo-eutanasia”, esas condiciones valen para las dos personas, cuyas demandas son evaluadas separadamente por médicos diferentes. Los casos siguen siendo muy raros.