El humo de los incendios forestales que azotan Canadá, inéditos por su intensidad, ha encendido alarmas sanitarias y obligado a cerrar escuelas y cancelar vuelos en ciudades de Estados Unidos, e incluso ha alcanzado Noruega.

Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), más de 111 millones de personas se vieron afectadas por alertas de calidad del aire en gran parte del noreste estadunidense.

El humo es empujado hacia el sur debido a las condiciones climáticas, pero también hacia el este, incluso a miles de kilómetros de distancia.

Aún no es de preocupación

Se han registrado desde el lunes unas concentraciones “muy bajas” de partículas de humo, especialmente en la estación de Birkenes, en el sur de Noruega, dijo el investigador Nikolaos Evangeliou, del Instituto Noruego de Investigación Climática y Medioambiental (NILU).

Sin embargo, las mediciones varían y “no vemos un pico grave ni un aumento importante (...) Por lo tanto, no vemos un problema medioambiental ni tampoco un riesgo grave para la salud (en este país)”, señaló el investigador.