La vida de una mujer cambió por completo a los 14 años cuando luego de hacerse varios estudios se enteró que había nacido con testículos en su estómago y sin útero, y que fue la razón por la cual nunca tuvo la menstruación.
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Se trata de Dani Coyle, quien ahora tiene 25 años y nació en Swindon (Inglaterra). “Cuando tenía diez años, noté cambios en mi cuerpo que eran más típicos de lo que sucede en el desarrollo masculino. Mi voz bajó de tono y mi período nunca llegó”, ha confesado.
“Tenía miedo de que nadie me quisiera cuando me enteré (...) así que rápidamente me sometí a la cirugía para extirparme testículos y normalizar mi apariencia externa tal como lo recomendaron los médicos y cirujanos”
Su triste historia
Cuando era una adolescente y sus amigas comenzaron a tener sus primeros períodos, Dani solo desarrolló terribles calambres estomacales.
Dani fue enviada a especialistas que a los 14 años la diagnosticaron como intersexual. Esto significa que Dani tiene una desviación en sus características de género que no coincide con la comprensión “tradicional” del cuerpo femenino.
Si bien siempre pareció ser una mujer, Dani no tenía las hormonas femeninas que necesitaba una vez que alcanzó la pubertad.
Los médicos descubrieron que Dani tenía cromosomas XY que generalmente se encuentran en los hombres y ningún órgano reproductor femenino, como el útero.
Una exploración adicional reveló que tiene testículos dentro de su estómago que estaban en las primeras etapas del cáncer .
Los médicos le dijeron a Dani que podían “normalizar” su “defecto médico” mediante cirugía y terapia de reemplazo hormonal.
En 2009, los testículos sospechosos de cáncer fueron removidos y Dani se sometió a una cirugía estética externa para alterar la apariencia de su vulva.
Se volvió activista
Dani es una activista entusiasta y espera crear conciencia sobre la cirugía intersexual, en particular la cirugía realizada en niños pequeños sin su consentimiento.
“Solía pensar que ser intersexual era una maldición, pero ahora veo que es una bendición. Estoy libre de los límites de las expectativas de género. Soy parte del santuario de la comunidad LGBTQIA + y soy literalmente uno en un millón.