Un estudio, publicado esta semana en la revista Antiquity, revela que las esculturas griegas halladas en el Partenón posiblemente hayan sido de “azul egipcio”, blanco y púrpura, pintadas con motivos florales y otros diseños.
Se explica que el “azul egipcio” era un pigmento artificial compuesto de calcio, cobre y silicio y ya se utilizaba en Egipto alrededor del año 3000 a. C. y era prácticamente el único pigmento azul utilizado en Grecia y Roma.
Según explican los investigadores del Museo Británico y del King’s College de Londres, “el azul egipcio se utilizaba para representar elementos naturales y elementos decorativos tejidos, incluidos diseños figurativos, en prendas que representaban lana”.
Dudan sobre cómo lograron el púrpura
Sobre el púrpura, los investigadores aseguran que “el verdadero pigmento púrpura era muy valioso antiguamente en el Mediterráneo y se producía a partir de mariscos, pero la púrpura del Partenón aparentemente no lo era”.
Este descubrimiento podría eliminar la creencia de que las esculturas clásicas eran de color blanco.
“La pintura no suele sobrevivir al paso del tiempo, especialmente cuando se expone a los elementos a lo largo de los siglos, por lo que cuando se estudiaron las esculturas griegas antiguas, la mayor parte del color ya se había desgastado. Esto significó que durante mucho tiempo muchos creyeron que el arte griego antiguo solo utilizaba mármol blanco”, explica en un comunicado el autor principal del estudio, el Dr. Giovanni Verri, científico conservacionista del Instituto de Arte de Chicago.
A esto hay que sumar que en las restauraciones históricas “a menudo han eliminado cualquier rastro duradero de pintura para restablecer la supuesta ‘blancura’ original de la escultura”, algo que ha “dificultado la comprensión y reconstrucción del aspecto original”, prosigue este experto.
En el caso de las esculturas del Partenón, fueron muy estudiadas durante siglos, pero “nunca se han encontrado rastros de color y se sabe poco sobre cómo fueron talladas”, apunta Verri.