"Mira, mi piel es como la arena de la playa", bromea Loysha, un adolescente de 16 años que hace 13 años fue tirado a un horno junto a su hermano de tan solo 14 meses. Solo sobrevivió él, pero hoy en día se muestra ante el mundo.
Era año nuevo de 2005 y el padre estuvo tan borracho que arrojó a sus dos pequeños a la leña que estaba prendido en Siberia, Rusia.
El pequeño de tan solo 2 años sufrió quemaduras de cabeza, hombros, brazos, pulmones y su cara quedó desfigurada de por vida.
Ahí es donde empezó su recuperación en donde incluyeron parches de piel, cirugías y rehabilitación por más de una década.
"Estuve en Suiza, en Estados Unidos, Alemania, Francia, Lituania, un montón de lugares. Todo por mis quemaduras. Fui a clínicas y centros de rehabilitación", cuenta a sus 16 años que tiene actualmente.
"Una discapacidad puede brindarte una nueva forma de ver el mundo, e incluso nuevas oportunidades, pero es importante no dejar que toda tu vida gire en torno a ello, porque eso puede acabar contigo", agrega muy decido.
"Yo odiaba a la gente cuando era más joven. Sentía que me trataban como si fuera una especie de animal. En un momento me empezó a gustar la psicología. Me ayudó mucho a entender lo que pasaba. Y el odio sencillamente desapareció. Lo dejé ir", cuenta parte de su vida.
"No fue mi elección. Yo era pequeño. Lo que pasó, pasó. Si el resultado hubiera sido diferente, yo estaría muerto y no habría nada que hacer, o me hubiera quedado viviendo en Buryatia. Eso es todo", contestó con los hombros encogidos cuando le preguntaron si la tragedia cambió su vida.
Sin embargo, lejos de convertirse en una fobia asegura: "amo el fuego. Amo los fogones. Sé que la gente que se ha quemado antes puede sentir miedo (al fuego). Pero yo no veo el sentido de tener miedo. Me gusta su luz, su calor, es hermoso. Puedo mirarlo durante horas".
Actualmente Loysha vive y estudia en Moscú en donde sigue en contacto con su padre biológico quien lo dejó en ese estado. Recientemente, acaba de salir de la cárcel.
"No se trata de perdonar. Lo he perdonado hace mucho tiempo. Ahora sencillamente hablamos, como habla la gente normal", define la relación.
"Nunca lo odié. Seguramente el pensaba que yo estaba furioso con él. Pero cuando nos encontramos, cuando volví a Buryatia, hablamos. Le dije todo y ahora nos escribimos cartas y nos mantenemos en contacto", finalizó.
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