Cura casamentero une a muchas parejas.
Cura casamentero une a muchas parejas.

De casualidad, un sacerdote presentó a dos jóvenes y se convirtió en ‘casamentero’ por su éxito para vincular a parejas que, con gran afinidad, se han casado y llevan una feliz, ya que es requisito que ambos sean .

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El primer enlace que propició, allá en España, fue con Salva, hace 13 años, cuando ese católico practicante con estrecha relación con el padre Fernando, sacerdote de la prelatura del Opus Dei y capellán de varios colegios mayores de Valencia, le pidió ayuda.

Un día cualquiera, mientras paseaban por las calles de la ciudad, un grupo de chicas estudiantes pararon al que era su capellán para consultarle algunas dudas sobre el colegio donde residían.

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Salva quedó impresionado con la belleza de las chicas y, siendo consciente del grado de compromiso de las jóvenes con la Iglesia, le pidió al párroco que hiciera de “celestino” para poder presentarse a alguna de ellas, refiere en un interesante reportaje el periodista David Martínez, de el reconocido portal de El Español.


Así todo comenzó

Tan solo cinco meses después, Salva contrajo matrimonio con una de esas jóvenes. Concretamente con Geles, una estudiante de Bellas Artes. Ahora, más de diez años después, viven felizmente casados con cinco hijos en común.

Fue precisamente con ellos con quien empezó la labor de Fernando como el ‘Cura Tinder’. Su objetivo – aunque él afirma que era más bien una necesidad – era poner en contacto a jóvenes católicos para hacer ‘match’ entre ellos. A través de una ficha elaborada por él mismo, los interesados en encontrar a su pareja ideal rellenan sus datos personales y es el propio Fernando el encargado de examinarlas para analizar si existe la posibilidad de conexión entre ambos.


Así une a parejas

El procedimiento es sencillo. Aquellos que desean encontrar una pareja con su misma fe y espiritualidad rellenan la siguiente ficha: Nombre, apellidos, edad, año de nacimiento, estatura, estudios, trabajo actual, aficiones, virtudes, carencias, cómo te gustaría que fuera la otra persona, grado de compromiso con la Iglesia y realidad o movimiento eclesiástico en el que te formas.

“¿Por qué pregunto la edad y el año? Pensarás que no hace falta, que es una obviedad. Pero me he encontrado gente que me engaña y que me dicen que se han equivocado y se han puesto diez años menos. Yo pienso, ¿pero tú de que vas? Pues así, si me engañan, no me pueden decir que se equivocaron, me engañan dos veces”, cuenta Fernando a El Español.


Ficha para parejas

Entre las claves de la ficha, la estatura y el lugar de residencia son dos factores fundamentales para el párroco. Según Fernando, en una buena relación el hombre siempre tiene que ser más alto que la mujer. Y en cuanto a la ciudad donde viven, este sacerdote también tiene clara su opinión. “A un tío de Cádiz no le paso a una tía de Galicia. Si para conocerla tiene que ir en AVE da pereza”, explica.

Una vez analizadas las fichas, Fernando baraja los posibles ‘matchs’. Es, sin duda, todo un “celestino”. Incluso comenta a este periódico que se puede afirmar que lo es sin añadir las comillas. Analiza las personalidades, las cosas en común de los dos interesados y envía a la persona su posible candidato ideal. Si da el ‘OK’, Fernando pasa su ficha al otro solicitante y, en caso de que este de también su visto bueno, hay ‘match’.


Su labor terminada

“Le paso su número y le digo a la persona que se pondrán en contacto con ella en 24 horas. Y ahí quedarán o harán lo que les dé la gana. Yo ya ahí me olvido. Mi labor ha terminado”, añade. Sin embargo, tal y como afirma el propio Fernando, no todo es tan bonito. Cuando esto ocurre, tan solo se ha dado el visto bueno a la ficha y la foto. Y como suele pasar en más de una ocasión, puede ocurrir que a los cinco minutos piensen que no existe compatibilidad entre ambos.


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