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Cuando Josef Stalin tomó el poder absoluto en la Unión Soviética, no solo se rodeó de incondicionales, sino que también usó una red de delatores o soplones para mandar presos a quienes dijeran o tan solo pensaran algo contra el régimen del terror instaurado en el Kremlin, algo que con la distancia histórica (ya no se puede asesinar a millones como hacía el georgiano) se repite con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, para apresar a todo quien cuestione la invasión rusa a Ucrania.
Un informe del portal de El Universo indica que Vladimir Putin estableció líneas telefónicas directas y sitios web para que los “buenos ciudadanos” informen sobre los “traidores” del Estado que critican el conflicto Rusia-Ucrania y, con lo cual, estos enemigos de Putin pagarán con cárcel.
El Kremlin está enviando mensajes de texto a los ciudadanos de varias regiones sobre cómo denunciarse unos con otros para encarcelar a los disidentes. Los posibles informantes también pueden usar un canal en Telegram, según reseñó el Daily Mail.
Además, una joven de 22 años pasó 24 horas en una celda después de decirle a un extraño en un bar de Moscú que no estaba de acuerdo con las acciones de Putin.
En una escuela en Penza, en el centro de Rusia, los alumnos delataron a su propia maestra después de grabarla en secreto haciendo comentarios contra la guerra.
Otros denunciados incluyeron a una mujer en Siberia, que decoró un árbol en su jardín con cintas azules y amarillas -los colores de la bandera de Ucrania-, un hombre en Moscú que desplegó una bandera de Ucrania en su ventana y un oficial de policía al que se escuchó criticar la invasión.
Stalin, un carnicero
Stalin, quien sucedió a Lenin en el poder a pesar de que este pidió separarlo de la secretaría general por su estilo brusco, se hizo del control absoluto y usó las fuerzas de la agencia del gobierno para Asuntos Internos (NKVD) con el fin de eliminar a cualquiera que hablaba del Partido Comunista.
Más de un millón de personas fueron enviadas por Stalin al Gulag entre 1936 y 1938 en lo que se conoció como la “Gran Purga”, y cualquiera corría el riesgo de ser tildado de “saboteador” o “enemigo del pueblo”.
Cientos de miles, sino millones, fueron asesinados durante el régimen de Stalin, incluso comunistas que no aceptaban someterse a Stalin.
Las purgas de Stalin “limpiaron” del partido a quienes, según el pensamiento de Lenin, rechazaban la dictadura unipersonal y la sustitución de un dictador como Stalin por el colegiado partidario.
Un video del programa Tiempos Modernos explica cómo Stalin mandó a matar a sus mismos excamaradas comunistas:
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