Más que una voluntad, ser vegano es una decisión que muchos púberes y adolescentes manifiestan a los padres. Al inicio se toma como una moda, pero cuando observan que la alimentación se vuelve cada vez más restrictiva (comer menos) y selectiva (solo come algunas cosas), generando pérdida de peso importante, las alertas empiezan a aparecer.
Es ahí que viene las llamadas de atención y exigencia por ampliar lo que come el menor. Frente a ello, el sustento del púber es afirmar que está en contra de “matar” animales para su consumo, que le caen mal algunos alimentos y que, por esta razón, la dieta vegana es buena para la salud. A partir de este momento se inician los conflictos.
El deseo de seguir una dieta vegana puede tener un sustento real y válido, sin embargo, muchas veces es la excusa perfecta para camuflar el temor a engordar y, en ese camino cargados de mala información, se ingresa al mundo de la anorexia, bulimia y otros.
Si tu hijo manifiesta este deseo, por favor, acudan a una consulta nutricional y tengan siempre presente que es deber de los padres asegurar su buena alimentación.
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