Magaly Moro

Adriana (25 años, Barranco). Doctora, yo siempre he sido la típica chica que le gusta salir de casa y disfrutar al máximo de la juventud. Sin embargo, todo lo que hago siempre es con responsabilidad y respeto hacia mi pareja, Fernando.

De hecho, nos conocimos en un bar hace unos cinco meses. Desde entonces, hemos sido inseparables; lo que parecía una charla de una noche con un desconocido terminó en una relación estable con planes a futuro. Yo estoy encantada con Nando, pero hay algo en él que me tiene muy enojada y harta. Desde que comencé la relación amorosa con él, no ha dejado que salga con mis primas ni al parque que está cerca de mi domicilio.

Yo soy muy cercana a ellas, son como mis hermanas, pero ahora no puedo tener un momento ameno con ellas porque a mi pareja no le gusta como son. “Son gritonas, escandalosas y tienen una vida llena de libertinaje. No me gusta que se junten contigo”, me dice cada vez que le comento que estoy planeando algo para verlas. Le he dicho que tiene una imagen errónea de mis primas. Que sean alegres y divertidas no significa que sean malas personas.

Doctora, por más que he hablado con él sobre el tema la situación no ha cambiado. Me apena pensar que para salvar este amor tenga que renunciar a mis primas.

Me siento por momentos encerrada y vigilada. Lo peor de todo es que mi familia ya se ha dado cuenta y me dicen que lo deje de una vez, pero yo lo amo demasiado. ¿Usted qué piensa? ¿Está mal lo que hace? ¿Qué hago?

Ojo al consejo

Querida Adriana, no es sano que toleres esas conductas posesivas y tóxicas por parte de tu pareja. Ten en cuenta que quien te ama respeta tus decisiones, confía en ti y, sobre todo, te deja ser libre sin condiciones.

Por eso mismo, te recomiendo que pienses bien, recién van cinco meses. ¿Te gusta vivir así? , ¿qué te prohibirá después? Reflexiona.