Fruto de pulpa carnosa y, especialmente, dulce, característica por la cual muchos la evitan debido al temor a sus calorías o a su impacto en los niveles de glucosa en la sangre. Sin embargo, saber cuánto y cuándo consumirla es suficiente para incluirla en una dieta, incluso, si se pretende perder peso.
Cien gramos de pura pulpa aportan 70 calorías, una cantidad moderada y adecuada como para ser parte del desayuno o como un snack de media mañana o tarde.
Aproximadamente, el 20% de la pulpa es fructosa, es decir por cada 100 g de chirimoya ingerimos 20 g de este azúcar natural.
No es lo mismo consumir miel o el azúcar procesada debido a que el azúcar de esta fruta, al estar encapsulada por fibra y otros componentes, el cuerpo la aprovecha con eficiencia. En caso de personas con diabetes, no debe consumirse en jugos y es mejor acompañarla de fibra, por ejemplo, de salvado.
Si consumimos mucha chirimoya (300 g aprox.) o si sobrepasamos la cantidad de calorías permitidas al día, también si la comemos de noche, es probable que su azúcar se almacene en forma de grasa.
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