El crecimiento emocional (¿lamentablemente?) muchas veces viene acompañado de situaciones muy dolorosas, traumáticas, difíciles de aceptar; en donde el camino y la solución ya no se presentan mirando hacia afuera, sino al contrario, en entender el interior. Generalmente viene acompañado de un trabajo con uno mismo en donde se empieza a desarrollar la tolerancia, paz, aceptación, amor, el agradecimiento, es decir, conectando con el lado espiritual que cada uno percibe y con el bienestar que la expansión de conciencia brinda; develando nuestra propia esencia.

Según María Fe Maldonado, fundadora de Estar Mejor “el crecimiento emocional y el auto reconocimiento es lo que puede representar la diferencia entre un camino de vida agradable y ligero, versus uno denso y pesado de sostener. Muchas veces no lo sabemos o no lo queremos reconocer, que justamente es cuando la vida se vuelve muy pesada de sobrellevar, que la mayoría empieza a buscar explicaciones distintas a las que ofrece el entorno, y se empieza a buscar caminos diferentes, como los espirituales”.

Como seres sociales, desde el nacimiento nos vemos a través de los ojos de los demás. Podemos sentirnos únicos y auténticos, pero muchas veces se establecen patrones que limitan nuestra conducta con la intención de ser social y culturalmente aceptados. El reconocimiento es una sensación maravillosa, sin embargo, deja de serlo cuando se le busca solo por el reconocimiento en sí, o porque debemos sobre adecuarnos o sobre actuar para lograr esa sensación de reconocimiento, que finalmente es cuando se pierde el contacto con nuestras necesidades y sentimientos profundos, y dejamos de ser nosotros mismos para buscar la valoración y el cariño a través del entorno.

El autoreconocimiento, ese contacto hacia uno mismo involucra un progreso en la conciencia y por ello crecimiento emocional; así como el reconocimiento, con conciencia, de uno mismo a través de su entorno. Refiriéndonos a conciencia, como ese estado mental en el que se logran observar los hechos en total su magnitud y desde diversos puntos de vista, es decir, un estado en el que los límites mentales (nuestros conceptos e ideas) no son sólidos y angulosos, sino más bien suaves y maleables, permitiendo su expansión.

Herramientas del autoconocimiento

Existen técnicas especiales para promover el autoreconocimiento, muchas de ellas enseñadas por los maestros espirituales de la humanidad. La meditación, por ejemplo, en cualquiera de sus formas es una de ellas. Meditar, reporta muchísimos beneficios comprobados por la ciencia moderna. Otra de ellas, es el “propósito del alma”.

Como menciona María Fe Maldonado, “es una excelente herramienta para lograr el autoconocimiento, partiendo de la premisa de que las personas experimentamos bienestar en nuestro día a día cuando todos nuestros cuerpos, tanto el físico, el emocional, el mental y el ético, se encuentran enfocados en su propósito, cada uno expresando alineadamente de acuerdo su principio; dejando de lado las “mentiras” o la información sesgada que recibimos mediante la crianza y las experiencias sociales”.

Entre los beneficios de esta herramienta, se puede mencionar:

- Lograr entendimiento profundo sobre uno mismo: comprender tu propósito y la forma en que lo expresas, así como la energía que conforma tu personalidad.

- Reconocer el origen de algún patrón de pensamiento inadecuado sobre uno mismo.

- Darle sentido a diversas situaciones que te pueden tocar atravesar y comprender tu reacción ante ellas.

- Entender el funcionamiento de tu cuerpo físico, emocional, mental y ético desde una perspectiva diferente.

- Aceptar lo que es bueno, lo que está bien, lo que es correcto en ti; más allá de lo que los demás podrían esperar de ti. No todos tenemos que ser “buenos” en todo.

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