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El Kung Fu no solo es un arte marcial de ataque y defensa, sino que también puede ser practicado con fines deportivos. Sus técnicas, inspiradas en los movimientos de animales, funcionan como un ejercicio cardiovascular y, por tanto, ayudan a quemar calorías y a perder unos cuantos kilos. 

Además de ello, el Kung Fu demanda utilizar todos los músculos, lo que permite fortalecerlos y tonificarlos. Del mismo modo, contribuye a mejorar la flexibilidad del cuerpo para evitar lesiones o desagarres musculares. 

Finalmente, permite mejorar el bienestar general, pues ayuda a controlar la respiración y optimizar la capacidad aeróbica.