Con el paso de los años se han desarrollado nuevas formas de impartir educación promoviendo relaciones de respeto mutuo y responsabilidad, una de ellas es la disciplina positiva. Esta metodología se orienta al respeto de la individualidad de cada estudiante, dando prioridad a sus sentimientos y por ende, al desarrollo de su inteligencia emocional.

De acuerdo con la Dra. Erlita Ojeda Zañartu, presidenta ejecutiva de Ediciones Corefo, la disciplina positiva es una manera de educar y guiar a los alumnos a partir del respeto, la comprensión y la empatía. Asimismo, se plantea un importante cambio de modelos en el círculo educativo; es decir, pasar del trato igual para todos a un trato personalizado según las necesidades de cada niño.

¿Cómo debemos aplicar la disciplina positiva en clases?

La especialista señala que debemos tener claro que no todos los estudiantes necesitan la misma atención, ya que cada uno posee diferentes capacidades y las técnicas tradicionales solo funcionan con ciertos alumnos y en determinadas situaciones. “A partir de esta realidad, nos impulsa a ensayar otros métodos como el acompañamiento, el refuerzo positivo, la comprensión y la empatía”, precisa la Dra. Erlita Ojeda.

A continuación, la especialista de Corefo señala los beneficios que ofrece la disciplina positiva al aplicarla en clase:

El elogio y el reconocimiento. Potenciar los logros de los niños en inicial y los primeros grados de primaria, con estrellas, pegatinas o sellos de caritas felices es recomendable para mejorar la autoestima y conseguir comportamientos favorables.

Fomentar la empatía. Es decir; ponerse en el lugar del otro y tratar de entender cómo se siente el compañero agredido. Este método ayudará a introducir el elemento emocional.

Un aprendizaje desde la calma. Tanto a la hora del refrigerio, como el deporte, o al final del recreo o descanso; se les debe enseñar a entender que cada actividad tiene su momento y hay que probar de todo.

Normas sí, gritos no. Los límites y las normas deben aplicarse con firmeza; puesto que juegan un papel crucial. Sin embargo, se debe aplicar sin gritos ni malas maneras. Para ello, es muy importante establecer “las reglas de juego” previamente y explicarlas de manera clara y precisa; para que los estudiantes las comprendan sin ningún problema. Pero si se trata de los estudiantes más grandes, se puede establecer de manera conjunta, las “normas de la clase”. De esta forma, ellos sentirán que son “parte” de las decisiones.

Dar el ejemplo. Sin duda, es la manera más fácil de transmitir la disciplina positiva en el aula y en nuestro día a día. Para llevar a cabo esta práctica, necesitamos maestros alegres, optimistas, respetuosos, amables, honestos- es decir- modelos de vida.

OJO AL DATO:

En efecto, al aplicar esta metodología tanto en los colegios como en las familias; poco a poco veríamos el cambio en nuestra sociedad, volviéndose más respetuosa, tolerante y más amable.