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La fibrosis quística es una enfermedad genética que pese a ser considerada como “rara” por la Organización Mundial de la Salud, cada año cobra más vidas debido a que afecta múltiples órganos, principalmente del sistema respiratorio, digestivo y reproductivo. 

Según explica la Neumóloga Pediatra del Hospital Rebagliati, Lucrecia Monsante, este mal ocasiona que las glándulas que producen: sudor, moco, saliva o jugos digestivos, generen secreciones espesas que obstruyen los conductos de los órganos que las producen.

En estos casos la detección juega un papel fundamental. "Detectarla esta enfermedad es simple. Como el mal produce un desequilibrio en la cantidad de sal y agua de algunas glándulas como las bronquiales, del sudor y el páncreas, solo le bastará con probar el sudor del recién nacido”, detalla.

Asimismo destaca que los chequeos tempranos son importantes, en especial en los primeros días de nacido del bebé. "En nuestro país la prueba principal para diagnosticar el mal es la medición del cloro en el sudor del paciente”, afirma Carrillo. 

Si bien esta enfermedad es más frecuente en niños de raza blanca y de ascendencia europea, su incidencia a nivel mundial se ha incrementado considerablemente.