Hay varias razones y, entre todas, encuentro tres que podrían tener asidero. La primera está relacionada a las personas que padecen alergia a la proteína de la leche, para ellos, indiscutiblemente, este alimento y sus derivados no son una opción.
La segunda implica a personas con intolerancia a la lactosa. Esto significa que al ingerir leche presentan malestar digestivo (gases, dolor, diarrea), debido a que no producen suficiente lactasa (enzima que digiere el azúcar de la leche). La prevalencia mundial con esta condición alcanza el 65% de la población, aún así la leche de vaca no es dañina, pueden seguir consumiéndola en la versión deslactosada.
Por otro lado, se promueven alternativas de bebidas vegetales, que también son saludables y nutritivas, pero no son equivalentes en nutrientes a la leche de vaca. No obstante, cabe resaltar que la leche es un alimento saludable y nutritivo, pero no es indispensable para la nutrición humana.
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