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Uno de los principales problemas de los padres primerizos es saber controlar o manejar las rabietas o berrinches infantiles. ¿Quién no ha vivido una situación angustiosa o embarazosa luego de ver a sus hijos llorando o pataleando por algo que no les gusta? Estos son momentos en los que muchos adultos no sabe exactamente cómo actuar para controlar la actitud de los menores.

Ante estos problemas, expertos en el tema han manifestado que la clave de una buen relación padre-hijo se basa en la comprensión de comportamiento de sus hijos y actuar de manera asertiva para afrontar las rabietas infantiles.

¿Por qué se producen?

Se conoce que los berrinches suelen comenzar a la edad de dos años, cuando los niños empiezan a desarrollar su independencia y no les gusta que los padres les digan qué hacer o no. No comprenden muy bien el hecho de que su solicitud no sea respondida de manera inmediata, por lo que si no lo consiguen la forma más práctica de reaccionar es a través de una rabieta.

¿Qué no se debe hacer?

Existen actitudes que puede asumir los padres ante este tipo de situación, no obstante, especialistas recomiendan evitarlos para no generar mayor tensión en la relación o el ambiente en el que se desarrolla el problema.

1.- Ceder ante su pedido. La presión que puede generar el niño en sus padres con la rabieta, solo busca que sus deseos sean cumplidos. La respuesta en estos casos es mantener la calma, observar los gestos y esperar a que el menor se calme por si solo. Recuerde que debe mostrar una actitud seria ante esta situación.

2.- Pegar o gritar. Pese a que parezca necesario una actitud más que impositiva, no servirá de nada que asumas la autoridad de manera tan brusca, ya que puede poner en peligro la integridad del niño. Esta reacción solo los desconcierta y nos asusta en lugar de calmarlos.

3.- Enfadarte. Se aconseja actuar como si el problema no existiese, ya que al ver esto el niño comprenderá que su actitud no tiene efecto en sus padres de familia. Eso sí, procura mantenerte al mal, pero sin descuidarlo, el niño necesita de tu paciencia y apoyo, no le pierdas de vista.

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