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El agua es vida. No solo si se toma. También si estamos en contacto con ella. Y más si empezamos esta práctica desde que somos bebés. Si bien a esa edad no se puede hablar de nadar o aprender a hacerlo sino con beneficios que reportan varios estudios como por ejemplo su importancia en el desarrollo motor.

 

De igual manera a través de la natación para bebés, estos van adquiriendo una mayor coordinación motriz. En otras palabras se facilita el desarrollo de movimientos así como el fortalecimiento del sistema cardiovascular. No menos importante es destacar regulación del tono muscular, muy importante para la estática, el equilibrio y el movimiento y en último termino se obtiene una mejora de las relaciones afectivas entre los padres y el infante.

 

Es necesario resaltar también el aumento del desarrollo de la capacidad intelectual, ayudando a los niños a ser más creativos y observadores, por lo que la literatura consultada recomienda la práctica de esta actividad durante los primeros meses de vida del infante.

 

En conclusión, la natación para bebés es uno de los mejores métodos de estimulación temprana, ya que, en un ambiente de juego y placer, aporta beneficios importantes sobre el bebé debido a los componentes físicos (agua, movimiento, calor) que contiene esta actividad.

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