Muchas veces pensamos que emociones como el miedo, el enojo, la tristeza, la frustración, son malas. ¿Pero realmente lo son?
Tomemos como ejemplo el miedo. Esta emoción está creada para protegerte y cuidarte de los peligros. Si tú no tuvieras miedo, podrías cruzar la Vía Expresa sin ningún cuidado, o quizá podrías pararte al borde de un precipicio y lanzarte, porque no sentirías miedo.
Cuando tú tienes miedo, tu cuerpo se prepara para huir o luchar, y se pone en modo alerta; experimentas aumento del ritmo cardiaco, sudoración, dilatación de las pupilas, aumenta la glucosa en la sangre, se elevan tus niveles de azúcar, se libera el cortisol, una hormona que “en exceso” es la principal causa de estrés y de muchas enfermedades.
Las emociones no son buenas ni malas, el problema surge cuando no las gestionas adecuadamente y esa emoción que debería ser pasajera e instantánea, se convierte en un estado emocional y se ancla en ti por varios días, semanas, meses o años, es así como pueden surgir la depresión (por una tristeza prolongada) o la ansiedad y la preocupación (por un miedo prolongado).
¿Cómo manejar nuestras emociones?
Para que puedas gestionar tus emociones de una mejor manera tienes que saber ¿cómo funcionas?, ¿qué te causa estrés?, ¿cómo reaccionas, qué cambios físicos experimentas en situaciones de estrés? Cuida tu alimentación física, mental y espiritual, haz ejercicios, conoce qué alimentos te caen mal y cuáles te aportan beneficios, cuida de quién te rodeas, cuida lo que ves, lo que lees, lo que escuchas. Duerme bien, porque durante el sueño tus células se regeneran. Ten vías de escape sano para esos momentos de estrés.
Situaciones y estímulos externos van a existir siempre, eso es algo que no lo puedes manejar, pero lo que sí está en tus manos es cómo reaccionas ante esas situaciones. Permítete reconocer, sentir, aceptar y expresar tu emoción, una vez hecho eso debes soltarla, debes dejarla y no permitir que se ancle en ti, recuerda que “tu cuerpo grita, lo que tu boca calla”.
TE PUEDE INTERESAR
Cómo la dependencia emocional afecta nuestras relaciones y bienestar