Cada fin de año todos hacemos la misma lista y pensamos en pagar deudas, ahorrar más, viajar o hacer ejercicio, pero casi nunca incluimos contratar un seguro. Sin embargo, en un país como el nuestro, donde un accidente de tránsito, una operación de emergencia o un robo pueden borrar en días lo que hemos ahorrado durante meses o años, es bueno plantear este beneficio.

La especialista en finanzas personales Karla Acosta Acuña proporciona datos y consejos prácticos para entender cómo un seguro puede proteger la economía familiar y la tranquilidad de todos.

RIESGO. Antes de contratar un seguro conviene pensar qué situación genera más preocupación hoy. Para familias con hijos o personas a cargo suele ser el seguro de vida. Si existen antecedentes médicos, un seguro de salud puede ser prioritario. Quienes usan el auto a diario evitan muchos problemas con una cobertura vehicular completa y confiable.

PRESUPUESTO. No es necesario empezar con montos altos. Separar un porcentaje pequeño del ingreso mensual, incluso menor al 5 %, permite acceder a protección sin afectar otros gastos. La idea es que sea sostenible y no algo que se cancele cuando el mes se pone difícil.

CLARIDAD. Entender bien la póliza evita sorpresas. Es recomendable pedir explicaciones simples sobre qué cubre y qué no, en qué situaciones se puede usar, cómo se hace un trámite y cuánto demora el pago. Si algo no queda claro, lo mejor es no firmar hasta comprenderlo.

HÁBITO. Incluir el seguro como gasto fijo ayuda a no olvidarlo. Programar el pago automático lo pone al nivel de servicios básicos y evita

dejarlo de lado. La protección solo funciona si la póliza está activa cuando ocurre una emergencia.

REALIDAD . En el Perú los seguros representan apenas el 2 % de toda la economía, lo que refleja que muchas personas aún los consideran un gasto y no una herramienta práctica. Esto expone a las familias a riesgos frecuentes como accidentes, robos o emergencias médicas que pueden afectar seriamente sus finanzas.

FAMILIA. Hablar del seguro en casa ayuda a tomar mejores decisiones. Conversar sobre qué se hace con los ingresos y qué se quiere proteger, como estudios, vivienda o negocio, vuelve más concreto el objetivo. Definir beneficiarios con anticipación también evita confusiones en momentos difíciles.

5 % del ingreso mensual basta para un seguro que proteja tu economía, según Karla Acosta Acuña.

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