Johnny Padilla

siempre ha sido una mujer de lucha, de enfrentar retos y vencerlos, por eso, ante la crisis económica generada por la , la artista no se quedó de brazos cruzados. Ante la falta de escenarios para cantar, decidió reforzar un negocio que hace algunos años emprendió para las épocas de vacas flacas. Y vaya que no le ha ido nada mal. Ahora la popular intérprete ha dejado por una temporada su codiciado título de “La patrona del folclore” por la de “La patrona de la buena mesa”.                                           

“Mi primer negocio en el rubro de restaurantes lo abrí hace 16 años. En principio, esta idea nace porque mi mamá es experta preparando el picante de cuy, comida típica de Áncash, y aquí en Lima no había un buen local donde se pudiera encontrar. Además, también veía que mis hermanos no tenían trabajo y los quería ayudar, así es que inauguro el restaurante en un terreno de 10 mil metros cuadrados en Puente Piedra”, cuenta la artista a OJO.

-Lo que empezaste como una inversión es lo que te ha mantenido en estos tiempos difíciles...

En estos momentos en los que no tengo los conciertos, que es mi principal ingreso, el restaurante me ha dado la oportunidad de trabajar y juntar para la universidad de mis hijos, el colegio de mi niña y para mantener a mis padres que son mayores.

Sonia Morales concierto 58619
Sonia Morales concierto 58619

-En un negocio de comida hay que estar pendiente de todos los detalles...

En un negocio gastronómico funciona bien ese dicho de: ‘el ojo del amo engorda el ganado’. Cuando uno no está allí, las cosas no funcionan bien. Hay que levantarse temprano para las compras, estar pendientes del personal para que atienda bien y asegurarte que la calidad de los platos sea la óptima.

-¿Por tus giras y presentaciones quedaba el negocio en otras manos?

Es cierto, a veces por dedicarme más a mi trabajo artístico durante mucho tiempo, confié en otras personas, y el resultado fue que nunca el restaurante me generó mucha utilidad. Ahora es distinto, yo misma estoy al frente y me he dado cuenta de que es un buen negocio si trabajas ordenadamente y cuidas a tu clientes.

-¿Cuán importante es que los artistas inviertan en otros rubros para no pasar apuros en el futuro?

Dedicarse a la música es lindo y muy rentable cuando te va bien, pero hay personas que solamente viven para la vanidad, que ni bien empiezan a ganar solo piensan en comprarse ropa de marca, relojes caros, buenas carteras; piensan solo en el momento y no invierten para el futuro. Yo soy una persona que viene de un pueblo muy pequeño, soy muy humilde y siempre mi objetivo fue tener mi casa propia y he ido escalando poquito a poquito gracias a Dios.

-Esta pandemia nos está dejando muchas lecciones y uno no está libre de las cosas que pueden pasar en la vida.

Yo siempre me preguntaba: ‘¿qué pasaría si es que me quedo coja o no puedo cantar, de qué puedo vivir?’. Es allí que pensé en el restaurante como una alternativa, y siempre aconsejo a mis músicos tener un ingreso aparte. Algunos se han comprado sus mototaxis, otros han abierto sus tienditas, pero hay otros que solo han vivido de la música y ahorita la están viendo negras.

-En la noche, luego de un arduo día de trabajo, me imagino que añoras el momento de volver a los escenarios...

Se extraña esos tiempos de intensos viajes por todos los rincones del Perú, se añora estar sobre un escenario y ver a la gente cantando tus temas. Se siente un vacío, mucha nostalgia, no sé si en algún momento volveremos, parece un mal sueño todo lo que estamos pasando. Pero mientras hay vida, hay esperanza, no hay que dejarnos vencer.

“Claro que me han ofrecido los llamados privaditos, y es cierto que el dinero en estos tiempos nos hace falta a todos, pero no debemos olvidar nuestra responsabilidad de no ser vehículos de contagio”, dice la cantante.

La artista extraña los escenarios y sueña con volver.

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