Ante la falta de su mamá Clarita, Tula Rodríguez tiene a su hija Valentina, que es su soporte para enfrentarlo todo, hasta los comentarios que cuestionan su duelo.
“La gente cree que el luto es estar llorando, y sí lo hago ¿por qué lloro? y si no lloro ¿por qué soy insensible? La gente en las redes siempre va opinar lo que quiera. Yo no puedo darme el lujo de llegar a mi cama y hundirme porque yo tengo una niña, tengo un compromiso de vida con ella, debo sostenerla para que esté segura y de pie”.
Y precisamente por esa niña se preocupaba Tula cuando dio positivo al coronavirus. “Claro que pensé lo peor cuando me dio la enfermedad, y dije: ‘Señor no me puede pasar nada malo, mi hija me tiene solo a mí, yo quiero ver a mis nietos’. Me dio realmente mucho temor de lo que pudiera pasar, y no fue un temor infundado, porque finalmente esa enfermedad se llevó a mi mamá”.
-Y tendrás espacio para el amor entre tanta pérdida?
Siempre me preguntan sobre si estoy dispuesta a darme una nueva oportunidad en el amor y te voy a decir una cosa: Valentina no quiere. Ella tiene miedo, me quiere a su lado siempre. No es algo de verdad que por el momento tenga en mis planes, pero a la vez yo le he dicho a ella que es algo que puede pasar en un futuro. Soy humana, ella hará su propia vida y no voy a pretender que todo el tiempo voy a estar con las puertas cerradas al amor.
-¿Y qué te responde ella?
Se pone triste, pero hay algo que está claro, nadie va a ocupar el lugar de su padre porque ella ha tenido al padre más bueno del mundo, ha tenido un excelente hombre como papá, entonces nadie va reemplazarlo, así como nadie va a reemplazar en mi corazón el espacio que tiene mi hija. Si viene un hombre a mi vida tendría que ser demasiado especial.
-¿Tendría que ganarse primero a tu hija?
Así es, tendría que pasar eso primero, pero como no tengo planes en este momento de involucrarme en una relación, lo que a mí me toca en este momento es cuidarle el corazón a Valentina. Pero también soy realista que todo es tan impredecible en la vida que si alguien viene y se cruza no sé qué pasará.