En el , un  fingió estar dormido para no ser detenido tras cometer su fechoría.

El hombre que en un inicio se encontraba lúcido, empezó a tener sueño y movió la cabeza como si estuviera entrando en una profunda siesta.

Pese a la actuación, no pudo engañar a los agentes del serenazgo de Lima y de la Policía Nacional.

La intervención del sujeto se hizo luego de ingresar al almacén en el Centro de Lima. Para ello rompieron los candados de la puerta y taparon las cámaras de seguridad para ser identificados, pero su golpe fue desbaratado por el serenazgo.

El hombre fue llevado a la comisaría.

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